La leche del pecho es el mejor alimento y la opción más segura para garantizar buena salud y crecimiento. Existe numerosa evidencia acerca de los múltiples beneficios de la lactancia, tanto para la persona que amamanta, para el/la niño/a y para la sociedad en su conjunto:
Contiene todos los nutrientes y el líquido necesarios que el/la lactante necesita para crecer sano/a en cada etapa, ya que se adapta a sus necesidades a medida que este/a se va desarrollando.
Se digiere más fácilmente que cualquier otra leche, por lo que reduce el riesgo de malestares.
Transmite al/a la bebé factores de protección (anticuerpos) que ayudan a prevenir diversas enfermedades hasta que este/a sea capaz de formar sus propias defensas.
Protege al lactante contra enfermedades.
Reduce la severidad de ciertas enfermedades una vez producidas.
Ayuda a mantener un peso adecuado.
Fortalece vínculos.
Protege a las personas que amamantan contra el cáncer de ovario y de mama.
Protege el medioambiente.
Contribuye con el cuidado de la economía familiar.
En contraste, las fórmulas infantiles no son más que leche de vaca que la industria ha modificado para que se parezcan a la leche del pecho. Es importante aclarar que ambos alimentos no son comparables ni desde su potencial nutricional ni en cuanto a su capacidad inmunológica para proteger la salud del lactante. La leche del pecho es y siempre será el mejor alimento desde el nacimiento.
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