La normalidad de un comportamiento está vinculada a la conducta de un sujeto que no muestra diferencias significativas respecto a la conducta del resto de su comunidad.
No hay que olvidar, de todas formas, que la normalidad tiene una gran carga de subjetividad y está vinculada a la condición social, la edad y otras cuestiones.
¿La pandemia de COVID-19 hizo que utilizar mascarilla o barbijo constituya una nueva normalidad en todo el mundo?
El concepto de normalidad engloba la serie de expectativas que cada sociedad tiene de su gente. Se trata de una generalización y carece de precisión cuando se lleva a la práctica. La normalidad hace caso omiso a las características que nos hacen personas. En este sentido, no habla de nosotros, sino por nosotros.
El gran problema de la normalidad no es que alguien haya advertido un parecido entre un gran grupo de personas y le haya adjudicado un nombre, sino que haya decidido considerar equivocados a quienes no pertenezcan a dicho conjunto
El desprecio por los individuos anormales no consiste solamente, en no darles acceso a los grupos “normales”.
Sino que en base a ese etiquetamiento operan acciones y representaciones de selección, segregación y exclusión que tienen consecuencias en muchos ámbitos de la vida social.
Los sistemas, diseñados para “los normales”, no tienen en cuenta la condición humana que es su propia diversidad y diferencia.
En este punto podríamos afirmar que no existen las personas normales.
Justamente, la creación de las primeras escuelas especiales surgen como respuesta a esa infancia anormal, bajo una mirada exclusivamente médica. De hecho, muchas de estas escuelas estaban bajo la dirección de un médico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario