El juego es parte de la vida del ser humano, es la mejor metodología de aprendizaje que existe desde bebés hasta adultos.
El juego va cambiando y evolucionando de acuerdo a las etapas de la vida, pero nunca desaparece.
Los animales juegan para prepararse para su adultez, es algo instintivo en la naturaleza en general.
El niño/a necesita jugar y jugar muuuchas horas, el juego lo ayuda a crecer, asimilar aprendizajes, aprender cosas nuevas y lo más importante ser feliz.
El juego es un derecho de todas y todos por ello el estado busca garantizarlo mediante estrategias, leyes y planificación.
La República Argentina, en su última Convención Constituyente de 1994, incorporó los tratados internacionales a su Constitución a través del artículo 75.
Uno de los tratados que estableció con carácter mandatorio para el Estado fue la Convención sobre los Derechos del
Niño, allí, en su artículo 31 establece:
1.“Los Estados Parte reconocen el derecho del niño al descanso, al esparcimiento, al juego y a las actividades recreativas apropiadas a su edad y a participar libremente en la vida cultural y en las artes”;
2.“los Estados Parte respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente de la vida cultural y artística y estimularán la creación de oportunidades adecuadas, en condición de igualdad, para que participen de la vida cultural y artística”.
Por ello cuando se habla de juego, se suele pensar solamente en las niñeces y nos olvidamos de los bebés, las niñas y los
niños, como a las madres, los padres, familiares y referentes afectivos.
La idea es que las personas adultas y figuras de apego de los niños y niñas puedan disfrutar y sostener las escenas lúdicas con ellas y ellos para hacer valer este derecho
Dejemos a los niños jugar y ser felices.
¿Y vos a qué jugabas de peque?
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