En su camita de tierra
descansaba la semilla dorada,
algunas gotitas de la lluvia
entraron a despertarla.
El sol se acercó un poquito
y le regaló su calor,
la semilla rompió su traje,
hizo fuerza… y se estiró.
Se asomó muy curiosa
y el mundo descubrió.
Así la semilla dorada
en planta se convirtió.
-
Nilda Zamataro
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