En el libro " la brújula pérdida", se plantean las siguientes ideas sobre los límites para quienes los consideran anticuados, aparecen como una forma residual del intento de dominación de los mayores sobre los menores, choca contra el espíritu de los nuevos tiempos que busca sostener e impulsar la vida independiente en la temprana edad".
Con esto queremos tener en cuenta una mirada actual muy imponente en la que un gran porcentaje de padres abandonan la puesta de límites a sus niños, consideran que marcar límites es reprimir en su totalidad al niño pequeño, muchas veces argumentan que un niño con muchos límites es un pequeño sin carácter.
Por otra parte tenemos la otra cara de la moneda en donde los límites marcan un papel importante en las vidas de los infantes, entra en juego el papel social de los límites, su conformación en la sociedad y los vemos como necesarios en la crianza con respecto a esto el autor dice que "las reglas del juego de la realidad implican límites impuestos por la autoridad para hacer viable el logro del bien común de una sociedad supuestamente bien organizada".
Consideramos que el límite es indispensable para poder vivir en sociedad, en la casa se debe de comenzar a poner límites para que puedan ir diferenciando lo que está bien y lo que está mal, cuando ingresan a la sociedad y se insertan a la misma van a tener que respetar los límites que esta marque, hay muchas cosas que no se pueden hacer. Los límites hacen a la convivencia en sociedad, con el otro.
"Los límites contienen, bien entendidos una dimensión restrictiva en razón de que incluyen algo del campo de la libertad, pero a la vez expresan una afirmación positiva y expansiva, porque actúan en razón de un bien que se debe respetar y cuidar".
Según Ruth Harf “el límite es una línea o frontera que separa dos zonas. La zona de lo permitido todo aquello que podemos hacer en un contexto determinado y el ámbito de lo prohibido todas aquellas conductas que no están permitidas porque no se corresponden a la modalidad de funcionamiento en ese contexto”.
“Un límite marca un punto de encuentro y separación. Para construir un límite es necesario partir de un punto de encuentro, a partir del cual podrá discriminarse. Un límite ordena, acota, contiene. Aquí los adultos en su función contienen, ofrece un orden posible para un mundo complejo, inseguro y cambiante. Un límite circunscribe, define, delimita. Aparece el tema de los bordes, reales e imaginarios. Los que contienen y protegen, flexibles y durables y que se sostienen desde la palabra y la acción coherente del adulto”.
“La disciplina, o conjunto de normas útiles para la convivencia, es una construcción y no un saber innato: el niño no nace sabiendo manejarse en familia ni ingresa a la escuela conociendo las normas básicas que rigen en su organización”.
El niño a medida que se le va marcando límites va conociendo aquello que está permitido o prohibido en un determinado lugar. Por ejemplo un niño de 1 año al morder a su compañero y al ser limitado en la acción por un adulto de a poco va comprendiendo que esa acción no está permitida, el docente lo llama y le habla diciéndole el por qué está mal esa acción.
“Cuando el niño nace, ingresa en un mundo social con un conjunto de valores y modo de vincularse que lo preceden. En la interacción con los objetos y los sujetos es donde construye los modelos internos de comportamiento, lo que se puede y lo que no.
Los límites son los que le dan el encuadre al desarrollo del niño los cuales varían en cada núcleo familiar. Lo importante es que siempre rige algún tipo de normativa”.
Este pequeño niño se desarrolla en una sociedad que implica que aprenda cierto valores culturales para desembolverse exitosamente por ello desde el nivel inicial se deben enseñar que es portarse bien y que es portarse mal para que día a día se aprendan sobre respeto al.otro.
“El límite está estrechamente vinculado con el tema de la disciplina. El límite es utilizado para señalar el fin de un espacio y el comienzo de otro. Cuando se habla de “la necesidad de poner límite a una situación”, remite a la idea de ponerle fin, de encausarla o detenerla”.
Para Labaké los límites son o parte del cuidado, del respeto de uno mismo y al mismo tiempo del otro. Cuando el niño comprende que los límites son para cuidarlo comienzan a seguirlos y los aprenden con mayor conciencia.
El niño es capaz de comprender lo que el adulto le enseña por ello se debe crear conciencia de que las normas y límites son para el cuidado de el mismo y de sus compañeros como por ejemplo no morder, no pegar porque lastima al otro.
Actualmente vivimos entre difusas ideas de lo que es la crianza respetuosa, no sabemos si decirle que si o que no se puede hacer, si debe usar mamadera hasta que quiera dejarla ya sea que tenga 2 o 10 años, vemos en las redes sociales publicaciones de especialistas que aconsejan que si un niño de 3 años moja la cama es porque debería seguir usando pañales hasta que sienta que deba dejarlos.
Y la pregunta es ¿ Cuáles son los límites con respecto a estas cuestiones?
Con respecto a las cuestiones fisiológicas la ciencia nos explica cómo es el desarrollo de los niños, encontramos a autores como Piaget que desarrollan de forma desmenuzada cuáles son los límites que naturalmente tienen los niños considerados sanos o que no tienen ninguna patología, síndrome o transtorno.
Cómo padres y como docentes debemos encontrar el equilibrio en la crianza para que el niño se sienta independiente y parte de su grupo de amigos o compañeros, niños felices, capaces y respetuosos de su cuerpo y del de los demás.
Si queremos marcar límites en los niños pequeños debemos empezar por brindarles herramientas para que de acuerdo a su edad pueda sentirse útil y pleno.
El Método Montessori nos brinda herramientas para la crianza de forma respetuosa, adecuada a la edad de cada niño y a su desarrollo.
Por otra parte debemos aprender a ver y atender las necesidades de los pequeños ya que ellos naturalmente quieren aprender e independizarse. Podemos ver qué a la hora de la comida un bebé de 5 meses ya realiza gestos para pedir alimentos, mueve su lengua, las manos y mira con alegría la comida, se ríe y hasta grita, cuando ya se alimenta con comida sólida y va llegando a la edad de un año, los pequeños toman los cubiertos e intentan usarlos, como también quieren usar vasos al ver qué los adultos lo hacen, o cuando caminan tratando de usar los elementos de limpieza del adulto para imitar al mismo limpiando el hogar. Si prestamos atención al bebé nos daremos cuenta de que buscar realizar tareas si solos.
Está en nosotros descubrir y acompañar al niño pequeño a comer solo, limpiar el piso y juguetes, aveces la ropa, también a ordenar juguetes, zapatos, ropas y en el caso de padres que lean estudien o enseñen, el pequeño también va tomar un lápiz para imitar a los mismos.
Escuchemos a los niños, y acompañemos su independencia para realmente darles una crianza respetuosa y feliz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario