Pero muchas veces hablamos de límites sin tener en cuenta la etapa de desarrollo del niño y pretendemos que sea una pequeña versión de los adultos.
Para poner limites hay que conocer el desarrollo natural e instintivo del ser Humano que gracias a la Neurociencia podemos actualmente conocer y utilizar.
Cuando hablamos de límites solemos hablar también de disciplina, pero ¿qué es la disciplina?
Para Socolinsky “La disciplina, o conjunto de normas útiles para la convivencia, es una construcción y no un saber innato: el niño no nace sabiendo manejarse en familia ni ingresa a la escuela conociendo las normas básicas que rigen en su organización”.
La mayoría de las veces comparamos tener disciplina con realizar artes marciales o pertenecer al ejército. Así confundiendo la realidad de un niño/a con la vida de un joven o adulto de esta manera tomando acciones equivocadas a la hora de marcar un límite, pensando en obediencia y no en autocuidado o respeto por el otro.
Para Labaké los límites son o parte del cuidado, del respeto de uno mismo y al mismo tiempo del otro. Cuando el niño comprende que los límites son para cuidarlo comienzan a seguirlos y los aprenden con mayor conciencia.
No obstante debemos cuidar el lenguaje ya que en la primera infancia los niños no tienen miedo a lastimarse pero ingresando a la segunda infancia se empieza a incorporar el miedo efectuando su autoestima si usamos palabras o frases poco apropiadas.
Los límites hacen mal cuando hay un no para cada iniciativa, una recriminación para cada error, cuando se ahoga toda alegría bajo una experiencia de que todo está bajo sospecha". (Labaké)
Muchas veces un pequeño se comporta de manera inadecuada y es reprimido por padres o docentes, le marcan un límite públicamente y de mala manera sin tener en cuenta todo lo que ese pequeño es capaz de comprender, y así creando en el situaciones que lo paralizan, lo aterran y lo último que va comprender es la causa de la puesta de ese límite, simplemente comprende que no lo debe hacer por el hecho de que va recibir el mismo trato si lo repite.
La escuela debe en conjunto con la familia poner límites para que el niño el día de mañana pueda y sepa desenvolverse en la sociedad, los límites deben tener concordancia dentro de la familia como en la escuela. Hay que tener en cuenta que la construcción de los límites es un proceso.